Trastorno Obsesivo Compulsivo y COVID

No podía empezar otra manera este blog más que hablando de una situación que nos ha atravesado por completo y cambiado nuestro modo de vida: la pandemia por covid. Si bien es cierto que desde que se inició la pandemia, en marzo de 2020, los profesionales de la salud mental hemos esperado un aumento de los trastornos mentales, no se vio reflejado en las consultas durante los primeros meses. Es ahora cuando estamos viviendo una avalancha de personas con problemas de salud mental que se originan, o empeoran, a raíz de la pandemia. Dedicaremos este primer post a los pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Los medios de comunicación nos dan reflejo de esto:

Recorte de Prensa de la página de la ONU. COVID como causa de ansiedad, depresión y estrés postraumático.
Noticias de Naciones Unidas

Son numerosas las publicaciones que nos hablan del aumento de la incidencia de muchas patologías, como problemas de ansiedad y depresión (en algunos estudios hasta se ha llegado a quintuplicar, pasando del 4 al 20% (Li et al., 2020)., los trastornos por uso de sustancias (Ornell et al., 2020),los trastornos alimentarios(Touyz, Lacey y Hay, 2020) y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC, Fineberg et al., 2020; Fontenelle & Miguel, 2020).

¿Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?

El trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones, que son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusivos y no deseados, y por compulsiones, que son conductas repetitivas o actos mentales que el paciente se siente impulsado a realizar como respuesta a las obsesiones.

TOC y COVID

Me he querido centrar en este trastorno en primer lugar, ya que desde el principio esperábamos el empeoramiento clínico de estos pacientes, dadas las peculiaridades de esta pandemia. Pensábamos que los síntomas obsesivo-compulsivos se iban a ver afectados de manera desproporcionada, ya que muchos de los síntomas giran en torno a la contaminación, las enfermedades infecciosas, y el miedo a causar daño. Analicemos los motivos:

La contaminación y la limpieza

Los temas de preocupación más frecuentes en pacientes con TOC, como son la limpieza, la contaminación, el miedo a contraer una enfermedad… de repente se han convertido en un tema central y recurrente en la vida de todos, sufriendo un auténtico bombardeo en los medios de comunicación, noticias y redes sociales. En los primeros meses no se hablaba de otra cosa. Nuestra comunicación con el mundo exterior estaba no sólo mediada, sino también invadida por el covid-19.

El lavado frecuente de manos, que tanta vergüenza y sufrimiento causaba a los pacientes con TOC, ahora es algo bien visto por la sociedad, incluso se defiende como una conducta saludable (ver sin ir más lejos las recomendaciones de la OMS en su web oficial). Y el riesgo de infección y los temores de contaminación ahora se vuelven reales y bien fundados. Se confirman los mayores temores sobre los peligros externos: el mundo es un lugar peligroso.

La intolerancia a la incertidumbre e hiperresponsabilidad

El TOC se asocia con intolerancia a la incertidumbre, y no nos planteamos ninguna duda de que ésta es la mayor época de incertidumbre política, económica y especialmente social que hemos vivido en las últimas décadas. Pero también el TOC se asocia a un sentido de hiperresponsabilidad a la hora de prevenir y evitar daños. Se nos insta a ser responsables: los niños y adolescentes, especialmente, pero en general toda la población, es responsable de no contagiar a los seres queridos, padres, abuelos, personas con factores de riesgo. De lo contrario, podrían infectarse, incluso morir. Pero no siempre es posible evitar la infección.¿cómo podríamos sobrellevar tanta responsabilidad?

Otros factores estresantes

Y no sólo está el peligro de infección, también estos pacientes han sufrido factores estresantes comunes al resto de la población: aislamiento y distanciamiento social, inseguridad económica, pérdida de trabajo, cambios en las rutinas diarias y reducción de la accesibilidad a los servicios de salud mental.

Las dificultades para poner en práctica las terapias más eficaces

Por último, uno de los recursos que se demuestran como más eficaces a la hora de su tratamiento es las terapias cognitivo-conductuales de exposición y prevención de respuesta. Pero ¿cómo poder realizar este tipo de terapia en estos tiempos? Recomendar la exposición al estímulo temido puede resultar, cuanto menos, imprudente. Además, las recomendaciones de protección (mascarillas, lavado de manos…) refuerzan las creencias irracionales de los pacientes con TOC.

¿Y ahora qué esperamos?

Visto así el análisis de la situación, es probable esperar empeoramiento de la clínica por la pandemia. Los estudios realizados en el último año avalan desgraciadamente nuestra hipótesis: existe un empeorameinto de la sintomatología obsesivo-compulsiva, especialmente en los primeros meses de confinamiento, con cifras que varían desde un tercio de los pacientes Benatti et al. (2020) hasta casi tres cuartos (Jelinek et al, 2021).

Esto estaba claro que iba a ocurrir en los primeros meses, en el periodo del confinamiento, coincidiendo con la mayor incertidumbre sobre el futuro, el bombardeo de los medios de comunicación y el mayor aislamiento social. Pero, ¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo?

Aun están lógicamente por ver, pero aquí los resultados de los estudios no están tan claros. En un estudio muy reciente (diciembre 2021), Liao et al arroja resultados nada optimistas; el empeoramiento clínico de los pacientes con TOC se mantiene tras un año de pandemia.  

Carmi et al, en septiembre de 2021, publica resultados de seguimiento a dos y seis meses del inicio de la crisis covid-19. Obtiene que a los seis meses estos pacientes mejoran respecto a los primeros meses. ¿A qué sería debido esta mejoría?

Como explicaciones posibles, plantean que los factores estresantes externos (por ejemplo, catástrofes naturales o covid-19) funcionarían de manera contraria a factores personales (pérdida de trabajo, divorcio…), vivenciándose estos últimos con un sentido de responsabilidad y autoculpa que favorecería la exacerbación de síntomas.

En cambio, estos factores estresantes externos actuarían como motores de mecanismos adaptativos. Otra explicación posible, común a todos, es el aumento de la sensación de cohesión y pertenencia al grupo, que se dispara en momentos de pánico o críticos. Esta cohesión actuaría como un mecanismo de protección, facilitando la resiliencia y mecanismos de afrontamiento más adaptativos.

Conclusión

Como vemos, continúa la incertidumbre con la que tendremos que aprender a convivir. Me gustaría por último plantear cómo los síntomas obsesivo-compulsivos han podido ejercer un papel protector y adaptativo ante el peligro de contagio.

Además los pacientes han podido sentir un alivio y una oportunidad para poder sentirse comprendidos, en una patología que tanta incomprensión genera (véase incluso la caricaturización a la que se ve sometida en películas como “Mejor Imposible”), y que a la vez tanto sufimiento ocasiona al que la padece. Sírvase este humilde post como mi pequeña contribución para la visibilización de esta patología.

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